Habitamos en un mundo colmado de recursos mudos y objetos vendibles
EL RÉGIMEN DE LA AFECTIVIDAD
La afectividad no siempre nombra un aspecto luminoso, positivo. El sentipensamiento está inscrito también en los actos más crueles. Hay una afectividad que colorea la racionalidad detrás de la deforestación, del maltrato a los animales, del ecocidio.
A pesar de que pueda creerse irracional, existe un tipo de razón que justifica la destrucción planetaria en aras del progreso, y esa razón no puede darse sin la influencia de un orden de los afectos, de las sensaciones y de los sentimientos.
Comprender este sistema afectivo, que tiñe nuestros pensamientos, es fundamental para toda ética que quiera afirmar la vida y detener el proyecto de muerte que nos consume.
Debemos emprender la difícil tarea de salir de este tipo de afectividad que establece ante qué cosas podemos ser afectados y ante que otras mantenernos insensibles, y hacer un giro en nuestra forma de sentir-pensar que transforme las percepciones, que se ligue a otro tipo de saber, y, sobretodo, guíe otra forma de comprender nuestra posición en el cosmos de modo que nuestros comportamientos estén acoplados a los ciclos de la vida.
“No podremos tener éxito en un levantamiento político por la vida si no se desestructura, desmonta y desnormaliza la anestesia ante la destrucción, la insensibilidad del cuerpo ante la muerte y el desafecto ante la devastación”.
¿Qué es el dualismo razón/sensibilidad y por qué es tan importante disolverlo?
“ Habitar escapa a todo tipo de dicotomía entre lo racional y lo afectivo, la mente y el resto del cuerpo. Vivimos porque tenemos un cuerpo, sin divisiones anatómicas, y por tanto, nuestra participación en el mundo es al mismo tiempo afectiva y racional. No podemos separar la cabeza del corazón ni de ninguna otra parte del cuerpo. Siempre, en todo momento y en cada lugar, estamos sentipensando. Esto quiere decir que la afectividad permea toda forma de racionalidad, que toda experiencia del pensamiento se encuentra teñida de afectividad, y que no existe ninguna idea o conocimiento libre de sensibilidad y afectividad”.
¿Qué es la afectividad ambiental?
“La afectividad ambiental intenta reintegrar el entendimiento de nuestra estancia terrestre a la inconmensurabilidad del Universo. Para ello trata romper todo molde antropocéntrico, en el que los humanos estamos en el centro y todo lo demás a su alrededor, y nos reubica embebidos, zambullidos, estando-entre las demás expresiones vitales”.
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